HISTORIA-S

Superficie: 30,9 Km²
Población: 44.678 hab.
Altitud: 9 m.


ENLACES INTERESANTES

- Descubrir Gavà
- Notes per a la Història de I'Anarquisme i el Sindicalisme a Gavà (1868-1939) Per Josep Campmany i Guillot
- Peatones de la Historia del Baix Llobregat
- Los moriscos de Catalunya: Los expulsados por orden de Felipe III no eran árabes: eran musulmanes catalanes y hablaban catalán


UN PASEO POR LA HISTORIA

Los primeros gavanenses vivieron en la zona de Can Tintorer hace 6.000 años, en la época neolítica.
Gavà es un municipio del Baix Llobregat, que se extiende desde el macizo de Garraf (sierra Litoral) hasta el mar y que incluye tierras del Delta del Llobregat.

El nombre de Gavà aparece por primera vez en un documento el año 1002 y vestigios arqueológicos testimonian una ocupación desde la prehistoria.
Los primeros habitantes, según estos testimonios arqueológicos, vivieron en la zona de Can Tintorer hace unos 6.000 años.

De esta fase de la prehistoria, en la que el hombre descubre los medios para controlar y desarrollar sus propias fuentes de subsistencia, datan las minas prehistóricas de la ciudad, las más antiguas minas en galería de Europa y que se pueden visitar desde el año 1993. De ellas se extraía variscita, una piedra verde que fue utilizada para la manufactura de joyas.

Gavà conserva importantes vestigios del pasado.

El territorio de Gavà ha estado explotado también por los íberos que residían en poblados como el turó del Calamot, muy cerca del núcleo urbano actual. La llegada de la dominación romana altera esta situación, de manera que gradualmente la población pasa a residir principalmente alrededor de las villas como la de Can Valls del Racó o la de Sant Pere de Gavà, que estaba ubicada en el centro histórico del actual municipio. La intensa actividad comercial se refeleja en testimonios como los barcos hundidos en Les Sorres de Gavà, un lugar que hace dos mil años era una importante área de anclaje. En el Museo de Gavà se pueden ver diversos objetos encontrados en este yacimiento como ánforas, mármoles, metales así como un casco y una reproducción de un casco etrusco del siglo V a. C.

Finalizado el dominio romano y después de la dominación de los visigodos, el territorio fue frontera entre Al-Andalus y el Imperio Franco. Durante la Edad Media asistimos al nacimiento de las estructuras feudales, que perduraron hasta la Edad Moderna. El territorio se organiza a partir del término municipal de Eramprunyà, presidido por el castillo del mismo nombre, del cuya existencia se tiene constancia desde el siglo X. El castillo de Eramprunyà dominaba un vasto territorio integrado por los actuales términos municipales de Gavà, Castelldefels, Viladecans, Sant Climent, Sant Boi y Begues. Propiedad de la familia condal, en el siglo XIV, el término de Eramprunyà pasó a manos de los March, familia de caballeros y poetas y señores del castillo hasta el siglo XVI, época en la que el castillo ya estaba en decadencia. La visita a la ruinas del castillo y a la ermita de Sant Miquel, com ámplias vistas del Delta del Llobregat y parte del Garraf constituye un testimonio único de este pasado medieval. Una visita que se puede combinar con la de la ermita de Nuestra Señora de Bruguers, situada al pie del montículo que preside el antiguo castillo medieval.

El espárrago es el cultivo más popular de la ciudad y dona nombre a la conocida Fira d'Espàrrecs.

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, y con una economía basada en la agricultura, Gavà tuvo un crecimiento demográfico y económico fruto de la desecación de las tierras del Delta para convertirlas en tierras de cultivo. Lentamente se consolida el núcleo de población de Gavà alrededor de la parroquia de Sant Pere, que estaba ubicada en el mismo solar que el actual. La estructura de calles han sobrevivido en gran medida y han quedado testimonios de esa época como Can Lluc, actual sede del Museo, la Casa Gran o la Rectoria. En la zona de montaña del término municipal existía un población dispersa en masias, muchas de las cuales todavía se conservan.

El cultivo del espárrago (producto emblemático que ha dado nombre a la Feria de Espárragos de proyección nacional), de la viña, cereales y frutales y la ganadería de cabras y ovejas en la zona de la montaña y en las tierras más llanas, fue durante siglos las actividades principales. Esta situación empieza a cambiar en los inicios del siglo XX, ligado al desarrollo de Barcelona y la llegada del ferrocarril (finales del siglo XIX) y la economía gavanensa empieza a sustentarse en la industria, actividad económica principal en la actualidad junto con el sector servicios. El comercio es uno de los sectores más dinámicos y en los últimos años ha experimentado un importante crecimiento y se ha convertido en un verdadero dinamizador de la vida ciudadana

Gavà moderna:

Las transformaciones económicas y sociales que se iniciaron en los primeros años del siglo XX empiezan a dibujar el núcleo urbano tal y como lo conocemos en la actualidad.
Aparecen las primeras industrias (La Electra del Llobregat , compañía Roca Radiadors, Serra i Balet, Sociedad General de Hules...) y los primeros equipamientos privados y públicos de importancia, como el parque del American Lake o el colegio Salvador Lluch. Se experimenta el primer y más notable crecimiento demográfico, que se traducirá en la construcción de nuevos barrios y en la aparición de servicios modernos, como los transportes y el alumbrado público, las primeras escuelas, el cine, el teléfono o los mercados municipales.

Con el restablecimiento de la democracia se activa la recuperación del territorio para el uso ciudadano, se construyen los grandes equipamientos públicos, las infraestructuras básicas, se moderniza la red de comunicaciones, se inauguran nuevos espacios para el ocio, crece el asociacionismo, el número de actividades y propuestas ciudadanas y se recuperan las tradiciones autóctonas. Actualmente la actividad principal de sus habitantes, más de 43.000, es la industria, el comercio y el sector servicios.

Los Marc, señores de Eramprunyà:

Un linaje familiar que evoca la historia de Gavà

Dos equipamientos, un barrio varias vías públicas y algunas entidades llevan el nombre de diversos miembros de los Marc, una familia que entre los años 1323 y 1548 fueron señores del castillo y del término de Eramprunyà, que alcanzaba los municipios actuales de Gavà, Begues, Castelldefels, Viladecans y Sant Climent de Llobregat y una parte de Sitges y de Sant Boi de Llobregat.

Caballeros y literatos

Así, en 1323, Pere Marc I, compró el señorío de Eramprunyà, y tanto él como su hijo Pere fueron consejeros y tesoreros reales; su otro hijo, Jaume, ingresó en la orden de caballería, y ennobleció a la familia. Jaume Marc II, señor de Eramprunyà y también poeta, recibió el encargo del rey Joan II de organizar los primeros juegos florales instituidos en Cataluña. Entre 1375 y 1376 impulsó obras en el castillo de Eramprunyà, como conmemora una inscripción todavía visible a la roca de la fortificación. También fue quien encargó la imagen gótica de la Virgen de Bruguers. Pero posiblemente el Marc más conocido es Ausiàs, el gran poeta, muerto en 1459, miembro de la rama valenciana de la familia y pariente de los señores de Eramprunyà.

Guerra y decadencia

En 1469, durante la guerra entre el rey de Aragón Juan II y la Generalitat, las tropas de ésta destruyen el castillo de Eramprunyà después de un mes de asedio. A partir del siglo XVI, se traslada el centro señorial a la casa fortificada de Castelldefels (actual castillo) y en 1548 muere Isabel Marc, con la que se extingue la estirpe de esta familia en Eramprunyà.

Fuente: www.gavaciutat.cat


MUJERES DE LA INMIGRACIÓN

Una exposición recoge la historia de la emigración femenina que llegó a Gavà en la década de 1950.

En 1950 Gavà tenía 6.860 habitantes. Dos décadas después la cifra se elevó a más de 25.000. Lo que ocurrió en esos 20 años es la suma de historias de vida que han dado forma a la ciudad que hoy es Gavà, forjada en gran parte gracias a los miles de emigrantes que entre las décadas de 1950 y 1960 dejaron las tierras del sur de España para buscar una oportunidad en Cataluña.

La exhibición ofrece un audiovisual con testimonio de las emigrantes
El Ayuntamiento y el Centro de Historia de la ciudad, en colaboración con la Diputación de Barcelona, han querido recoger estos años de vida a través de la mirada femenina en la exposición Trayectos. La voz de las mujeres emigrantes, que puede verse en el Museo de Gavà hasta el 24 de febrero. Es un testimonio coral de mujeres, procedentes en su mayoría de Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha, Melilla y Galicia, que llegaron a Gavà durante la posguerra, y que queda recogido en paneles que relatan la transformación de la ciudad.

"Me vine de Sevilla a Barcelona porque allí ganaba 300 pesetas y aquí podía ganar 1.000", comenta Dolores Arroyo. Recuerdos como éste apuntan a los bajos ingresos, la represión franquista y la búsqueda de trabajo como los principales motivos que originaron este fenómeno migratorio. Una maleta, una cesta de mimbre con comida y algunas lágrimas fueron el único equipaje que la mayoría de mujeres trajeron en su viaje hasta Gavà.

El relato de ese periplo integra la primera parte de la exposición en la que se narran las primeras impresiones sobre una ciudad que se presentaba como muestra de progreso y libertad.

Tanto el Archivo Municipal como las propias protagonistas han cedido al museo fotografías que reflejan sus primeros años en la localidad. La exposición se convierte también en un pequeño expositor de coleccionista que muestra objetos tales como una maleta de finales de la década de 1940, un tocadiscos, periódicos, libros de familia e incluso una motocicleta Guzzi Hispana.

El pluriempleo y la infravivienda caracterizaron los primeros años de muchas de las familias que se forjaron una nueva vida en Gavà. "Nosotros cuatro y mi padre dormíamos en la misma habitación, en dos camas y un capazo con un pie porque la cuna no cabía en esa estancia". Testimonios como el de Conchita reflejan cómo sobrellevaron los recién llegados la adaptación a una nueva realidad.

Con la democracia, el relato de quienes han dado forma a la ciudad llega a su fin. La exposición, sin embargo, guarda un último regalo para el visitante: la posibilidad de poder ver y escuchar a las protagonistas a través de un audiovisual que se proyecta de forma continua en la última estancia de la sala.

http://www.elpais.com/(7/1/08)